jueves, 3 de mayo de 2012

Pasión bereber (Gema Samaro)




“Un esclavo bereber contratado para urdir una traición, una duquesa viuda en lucha por mantener su legado… y, entre ellos, una pasión irrefrenable. ¿Será capaz Brianda de Encinares de mantener su ducado intacto y ser fiel a los dictados de su corazón?

España, siglo XVI. Brianda de Valdivia, duquesa de Encinares, vive entregada a la gestión de su patrimonio. Su primo, el marqués de Moncada, ansía arrebatarle el gobierno de la villa y para hacerlo está dispuesto a todo. No dudará en comprar a un esclavo bereber, Josuf Benalí, para que trabaje en Encinares como mozo de caballerizas y la espíe. Su objetivo es que el bereber descubra algún secreto —alguna pasión inconfesable de su prima— con el que poder chantajearla a su antojo hasta lograr retirarle la tutoría y la administración del ducado. Pero los planes del marqués se desbaratan desde el momento en el que Brianda Y josuf se encuentran por primera vez. La atracción y la fascinación crecen entre ambos y el sirviente terminará siendo el ángel custodio de Brianda y su amante. Sin embargo, a pesar de que se aman, piensan que su amor es imposible, que es mucho más lo que les separa que lo que les une. Pero, ¿se pueden silenciar dos corazones cuando ya son uno?”

Pasión Bereber es la primera novela histórica publicada de la escritora española de novela romántica Gema Samaro. Y también es la primera novela de esta autora que yo leo, aunque espero que no sea la última. En ella nos encontramos con Brianda, una mujer para la que su ducado lo es todo, y Josuf, un hombre que no ha logrado encontrar todavía la meta de su vida.

Brianda es una mujer fuerte, realista y comprometida con su gente. Consciente de sus deberes como duquesa, aceptó el matrimonio con un hombre que, además de ser mucho mayor que ella, le provocaba un rechazo absoluto. Con un padre que jamás la quiso y una madre a la que podríamos calificar como “peculiar”, su vida no ha sido un camino de rosas. Aunque tampoco se queja por ella. Al fin y al cabo, su posición exige sacrificios y Brianda los acata sin rechistar. No obstante, aun siendo consciente de que su destino es velar por sus tierras, aun sabiendo que el amor no debe ser algo que deba aspirar a alcanzar, la joven duquesa no puede evitar que en el fondo de su alma todavía arda una llamita de esperanza, que en lo más oculto de sus anhelos se esconda el ansia por hallar a alguien que la comprenda, alguien que luche a su lado contra todos esos enemigos que ella y su ducado parecen haberse granjeado. Evidentemente, ese “alguien” no puede ser el arrogante esclavo que su primo le regala. Por muy apuesto que sea. Por mucho que la profundidad de sus ojos se le haya grabado en la mente. Por más que con una mirada logre despertar cada fibra de su cuerpo.
 
Josuf es un tipo misterioso. La “E” que lleva grabada en la mejilla deja claro cuál es su posición. Cualquiera que lo vea puede percatarse de que no es nada más que un esclavo. Cualquiera menos él. Y es que ningún sello puede hacer que ese arrogante hombre baje la mirada ante sus superiores. Ninguna marca puede borrar el orgullo de sus rasgos. Pero cuando el despreciable marqués de Moncada lo lleva ante su prima con la intención de que la espíe, Josuf se da cuenta de que, en realidad, hay algo que puede acabar con su altanería y someterlo. La fuerza en la mirada de una mujer que ha logrado salir adelante sola, pasando por encima de todos aquellos que han tratado de hundirla. La pasión en los ojos de una viuda que, bajo todas esas capas de tela negra, esconde a una mujer que Josuf quiere conocer. En el mismo instante en el que los ojos de Josuf recorren los rasgos de Brianda, este se da cuenta de que está condenado. A partir de ese momento se convierte en siervo de la duquesa. En su más fiel vasallo. En su defensor incondicional. En el hombre que velará por ella hasta las últimas consecuencias. Aunque, evidentemente, jamás podrá ser más que eso. Un esclavo. Brianda merece algo más que a un príncipe vagabundo que ha pasado la mayor parte de su vida saltando de cama en cama, sin ningún sentido ni objetivo.

Frente a los dos protagonistas, nos encontramos con unos secundarios trabajados. A veces más simpáticos, en ocasiones más desquiciantes, pero todos ellos están caracterizados cual si fueran personas reales. La madre de Brianda con su peculiar capacidad para trastornar la vida de su hija en un abrir y cerrar de ojos. El encantador Diego, amigo de Brianda desde su más tierna infancia, y su protector incondicional. El despreciable duque de Valdemayor con su vulgaridad y prepotencia… Todos ellos conforman el marco en el que se desarrollará esta inolvidable historia de amor.

Pasión bereber es una novela de ambientación peculiar. Acostumbrados como estamos a que las novelas románticas históricas salten de la Edad Media al siglo XIX, encontrarnos con una ambientación renacentista llama la atención. Así pues, el lector debe prepararse para sumergirse en este momento histórico, en una ambientación realmente histórica, con todo lo que eso conlleva. Los personajes hablan como individuos del siglo XVI, el entorno es el propio de este momento y el fondo reúne todos los elementos que el Renacimiento requiere. Universidades, conventos, villas que tratan de adaptarse a los tiempos modernos y de dejar atrás el pasado.

En definitiva, una novela histórica de verdad, con unos personajes consistentes y un estilo trabajado y fluido que logra que la historia se haga extremadamente corta. Sin duda, un libro más que recomendable.

De ponerle una nota, le doy un 9 y solo porque la novela se me ha hecho extremadamente corta.

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