viernes, 27 de diciembre de 2013

Bridgerton 4. Seduciendo a Mr. Bridgerton (Julia Quinn)







Sinopsis 


A sus veintiocho años, Penélope se ha resignado ya a convertirse en una solterona destinada a envejecer cuidando a su madre. Durante una década, ha asistido a todas las fiestas de la aristocracia londinense, y siempre ha sido la muchacha mediocre, callada, la que nadie saca a bailar más que por compromiso, la que pasa inadv ertida para todos. También para Colin Bridgerton, hermano de la mejor amiga de Penélope, guapo, audaz, soltero de oro... y su amor platónico desde siempre. Para Colin, Penélope siempre ha estado ahí, simpática, agradable, pero casi invisible. ¿Cómo es posible que todo cambie de repente? Sin saber bien cómo, el menor de los Bridgerton descubre a una mujer inteligente, sensible, audaz... y muy atractiva. Durante años se han conocido casi como hermanos, y de repente se dan cuenta de que no saben nada el uno del otro. Pero no todo lo que descubrirán va a resultar tan placentero...

Reseña 


Seduciendo a Mr. Bridgerton supone la cuarta entrega de la exitosa serie de la familia Bridgerton de Julia Quinn. En ella nos encontramos con Colin, el hermano más encantador de la familia, y Penélope, la jovencita tímida y callada que, entrega a entrega, hemos visto sufriendo en los salones de baile.

Colin es, sencillamente, el hombre perfecto. Inteligente, divertido, extremadamente atractivo, comprensivo y bondadoso. Eso es algo que toda la alta sociedad inglesa sabe. También es algo que la famosa lady Whistledown se ha encargado de recalcar en todos sus artículos. Y es que parece que el encanto de Colin ha logrado seducir también a esta misteriosa mujer. No obstante, lo que nadie parece haber percibido es que, en realidad, esa maravillosa apariencia no es más que fachada. Tras ella se esconde un caballero confundido que desea hallar su lugar en el mundo, pero que no tiene ni la más remota idea de dónde se encuentra ese sitio. Lo único que sabe es que lo que más odia en el mundo es que lo consideren, simplemente, el encantador Colin Bridgerton.

Penélope es una solterona. En realidad, su estado civil no es algo que la sorprendiera. De hecho, desde su primera temporada ha tenido claro que ese era su destino. Condenada a ser la florero del baile y el centro de las burlas de Cressida, la reina de la temporada, ha sabido siempre que jamás se casaría. Sin embargo, tal convicción no se debía sólo a su fracaso social, sino al hecho de que, en toda su vida, sólo había logrado amar a un hombre. Desde que, a los dieciséis años, conoció a Colin Bridgerton, Penélope no ha tenido ojos para ningún otro caballero… Por lo que contraer matrimonio con cualquier otro hombre le parece una deslealtad terrible.

Lo cierto es que Seduciendo a Mr. Bridgerton es una de mis novelas favoritas. Desde que la leí por primera vez, esta novela ha ocupado un lugar privilegiado en mi estantería. Repleta de situaciones hilarantes, con unos diálogos ágiles y divertidos y una historia de amor llena de ternura, es una de esas novelas que recomiendas sin pensar a cualquiera que te pida consejo.

Una de las características que más me gusta de la Quinn de los Bridgerton es el hecho de que, pese a ese sentido del humor que derrocha; pese a su ironía y a las situaciones disparatadas, las historias de amor no pierden fuerza. En este caso, ese rasgo ha sido elevado a su mayor exponente. Y es que en Seduciendo a Mr. Bridgerton, los diálogos absurdos alcanzan una calidad sorprendente, provocando una carcajada tras otra, pero, al mismo tiempo, la historia engancha de tal manera, se cuela de tal manera en el lector, que siente la absoluta necesidad de saber cómo termina, de descubrir si la sufridora y resignada Penélope logra conquistar al caballero más deseado de Londres.

Al mismo tiempo, no resulta difícil comprender a los personajes, identificarse con ellos, sentir como ellos lo harían.

Para mí una novela que sobrepasa, incluso, el SOBRESALIENTE.

CITA:


 “—Yo también te amo —susurró, y apretó los labios sobre los e ella en un intenso beso. Después se apartó un poco para verle la reacción. Penelope lo miró un largo rato en silencio. Finalmente tragó saliva, de modo extraño, convulsivo, y dijo: —No tienes por qué decir eso sólo porque yo lo dije. —Lo sé —contestó él sonriendo. Ella se limitó a mirarlo, el agrandar los ojos el único movimiento de su cara. —Y tú también sabes eso —dijo él dulcemente—. Acabas de decir que me conoces mejor que lo que te conoces tú. Y sabes que yo nunca habría dicho esas palabras si no las dijera en serio.”

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